OTRAS se presenta

Bon dia,  Egun on,  Bos días,  Buenos días
Os damos la bienvenida a todas, todes y todos por estar hoy aquí acompañándonos en un día tan especial en el que estamos cambiando el panorama de los DDHH de todas las personas que en este país están o estarán en algún momento de su vida vinculadas laboralmente al trabajo sexual.
El Sindicato OTRAS es claramente feminista y en adelante hablaremos mucho en femenino.
Durante toda la historia de la humanidad, las mujeres hemos tenido que sentirnos representadas cuando se hablaba en masculino. Seguro que pueden hacer un esfuerzo todas las personas que nos escuchan para sentirse representadas y no tener que estar cambiando de género constantemente.

A raíz de todos los comentarios vertidos en estas últimas semanas, sobre nuestra vinculación a la patronal, o incluso -yendo más allá- a la posible participación de las personas que hemos fundado, con la mejor de nuestras intenciones el sindicato OTRAS, en posibles delitos tipificados por el CP, no cabe más que decir que aquí estamos, que somos personas fáciles de encontrar porque nos movemos en redes sociales con nuestros nombres reales y artísticos.

Pero es que, además, somos muy fáciles de encontrar, saben nuestros nombres y dónde vivimos. Sí fuese cierto que somos delincuentes, deberían dejar de decir lo que para ellos es obvio y actuar.
Miren, respetamos la legalidad y por supuesto, respetamos lo suficiente a las fuerzas y cuerpos de seguridad como para saber que ellos no permitirían que siguiésemos en libertad, si tuviésemos que estar entre rejas.

Lo consideren oportuno un partido político, unas ministras o un gobierno entero.

Nosotras, la gran mayoría, provenimos del activismo pro derechos, estos temas nos afectan directamente, conocemos el trabajo sexual en primera persona y nos movemos, en ámbitos distintos, dentro de él.
Sin embargo, siempre hemos estado y estaremos confrontadas contra quienes trafican, tratan y explotan a personas, en el marco del trabajo sexual, la industria textil, el servicio doméstico, la agricultura o en cualquier otro sector laboral.
Somos personas trabajadoras que vamos a exigir nuestros derechos, denegados durante tanto tiempo por el moralismo imperante de una supuesta izquierda que está más preocupada por mirarse el ombligo que por recordar, por qué una vez las personas que hoy la conforman, quisieron dedicarse a la política en defensa de las personas más desprotegidas de la sociedad.
A las trabajadoras sexuales nos han atacado en las calles de nuestras ciudades, con ordenanzas municipales que nos han hecho más vulnerables impidiendo, a las compañeras, una mejor organización e mermando la posibilidad de pactar con calma con sus clientes.
Por otra parte, la Ley Mordaza está siendo el pretexto perfecto donde se esconden el gobierno y los ayuntamientos para perseguir a las mujeres migrantes, privándolas de una nueva oportunidad para sus vidas y de mejorar social y económicamente.
[modo irónico on] El estado siempre preocupándose de las mujeres más débiles. [modo irónico off]

 

Se vulneran todos los derechos laborales de las personas, principalmente mujeres, pero también hombres, que ejercen trabajo sexual en locales, pisos, clubs de alterne, salas de streep tease, peep shows, salones de masajes y otros espacios cerrados donde se da una relación laboral entre empresa y trabajadora, pero es ésta última la única que tiene obligaciones.
Es decir, a día de hoy, el escenario beneficia al empresariado.
Cuando hablamos de TRABAJO SEXUAL, lo hacemos de forma deliberada y sabemos de qué hablamos. Mucha gente identifica, únicamente, como trabajadora sexual a la prostituta, sin embargo, el trabajo sexual es amplio, tal como estamos describiéndoos.
No se puede obviar a las personas que ejercen como actrices y actores en el porno y que lo están dignificando aportando sus posiciones feministas y que se niegan a seguir soportando abusos de la industria.
Hablamos también de las masajistas tántricas o las telefonistas eróticas, al igual que de las personas que tras una webcam también sufren los abusos laborales de una industria patriarcal.
Hablamos de miles de personas, en un país democrático, carentes de derechos porque al estado no le importamos en absoluto.
Intentan que no creemos un Sindicato, pero no han tenido demasiados problemas en dejar que la patronal se asocie y haga lobby, que las personas que ejercemos trabajo sexual seamos explotadas laboralmente con el beneplácito de quienes pueden impedirlo y no lo hacen.
Cuando les hemos plantado cara y les hemos dicho –Yo me ocupo-, han clamado al cielo.

 

Es lamentable y demuestra una falta de conocimiento y de rigor, el hecho de que, se vincule, a este colectivo de trabajadoras y trabajadores, al mundo del empresariado, o cuando, no directamente, nos acusan de proxenetas.
Lo hacen políticos, que carecen del más mínimo conocimiento sobre trabajo sexual, llegando a decir que es ilícito, pero que no se molestan en atendernos para escuchar nuestras demandas.
¿Y les sorprende que montemos un sindicato…?

 

Tal vez esperaban que nos quedásemos sentaditas en un rincón llorando nuestra suerte, pero les hemos salido guerreras.
Ni le hemos colado un gol a una ministra, ni nos han ilegalizado, ni pueden hacerlo en base a la legalidad y ateniéndose a las reglas del juego legal, que no es lo mismo que el juego moral.
No somos unas muñecas de trapo que pueden usar y tirar a su antojo, ni de políticos que desconocen el propio sistema jurídico de nuestro país o más lamentable aún, el sistema de trabajo de su propio ministerio, ni de la prensa partidaria.
Desde aquí, queremos dar nuestro reconocimiento a la ex Directora General de Trabajo, Concepción Pascual, cesada por hacer su trabajo y atenerse a las leyes vigentes.
Por mucho que lo digan y repitan, las trabajadoras y trabajadores sexuales no tenemos nada que ver con la trata y el tráfico de seres humanos.
Tal vez deberían revisar en qué se les va el dinero que se entrega a organizaciones que se supone que sí luchan contra esta lacra y por supuesto, darle un giro de 180 grados a los procedimientos y a las personas que llevan años, gestionando estos temas delicados y dolorosos y que, sin embargo, los resultados son a todas luces, según sus propias fuentes, nefastos y crecientes.
Cuando algo no funciona, hay que cambiarlo, pero no habrá menos trata porque se pretenda terminar con los pocos derechos que tenemos, como no se ha terminado en Suecia, Francia o Noruega, por ejemplo.
Basta con hacer una simple búsqueda en internet para saber que eso es así.
O peor aún, ver cómo se sanciona, criminaliza, estigmatiza y margina especialmente a las mujeres a las que se les niega su propia capacidad de agencia y el cuidado de sus hijos.
El documental francés “Allí donde no existen las putas”, emitido por TVE, cuenta perfectamente cómo el abolicionismo se ha transformado en un “vamos a cazar a la puta”.
El país entero, con sus instituciones sociales y jurídicas, ejercen violencia institucional contra las mujeres que ejercen trabajo sexual por cuenta propia y les niegan la capacidad de agencia a las propias mujeres sobre su vida, su sexualidad, su maternidad por el trabajo que han elegido.
En OTRAS vamos a ser muy rigurosas con el tratamiento que se haga de nuestra labor.
Podremos hacerlo bien, mal, regular, o peor. Pero ni hemos cometido ni vamos a incurrir en delito alguno. No estamos seguras que muchas de las personas que nos han criticado estas últimas semanas, pueden decir lo mismo.
Recuérdenlo, porque es importante no olvidar quién calumnia y por qué.
Cabría preguntarse, a poco que la curiosidad motive tu inteligencia, por qué causa tanto revuelo que un colectivo de personas que han estado sufriendo durante buena parte de su historia, todo tipo de represiones y marginación desean unirse para sindicarse y luchar contra la patronal y sus abusos. Contra la falta de contratos en el sector que aseguren cotizar en la SS, cuando se trabaja para terceros, y dar a conocer a todas nuestras compañeras del sector cuáles son realmente sus derechos y sus obligaciones como trabajadoras.
Por último, queremos hacer especial hincapié en el papel que los sectores abolicionistas han tenido en estos últimos años a nivel mundial, porque no hay que olvidarse de que es un lobby que lucha, principalmente, por y para que nuestros derechos nunca sean una realidad.
¿Y no les parece un tanto sorprendente que un sector que se autoproclama “feminista radical” – busque en la radicalidad la raíz del feminismo-, cuando en realidad, la principal esencia del feminismo es luchar por la igualdad entre todos los seres humanos?
No comprendemos el rancio feminismo abolicionista.
Para nosotras es tan nocivo, como la propia patronal que explota a sus trabajadoras y trabajadores.
Casualmente, ninguno de ellos quiere que nos reafirmemos, nos empoderemos, nos unamos y nos sindiquemos.  Y nosotras no dejamos de preguntarnos por qué coinciden en tantas formas de denigrarnos como seres humanos en general y como mujeres en particular.
En OTRAS, las personas cis y trans tienen su espacio, porque gracias a ellas, ellos y elles, ha podido construirse. Con el esfuerzo de PERSONAS y mucho más allá de lo que mucha gente quiere ver y pretende delimitar.
NosOTRAS somos inclusivas, porque no entendemos la vida de otro modo.
Somos un sindicato no pequeño, enano, pero grande en redes personales, grande en colaboraciones, grande en ideas y con los apoyos de las principales asociaciones pro sex en el mundo entero. Nos hemos sentido más arropadas y se ha valorado mucho más nuestro proyecto fuera de estas fronteras que en nuestro propio país, pero parece que ésta es la tónica de esta nación nuestra, donde el arrojo se calumnia, la lucha se critica y el esfuerzo se infravalora.
Seguimos porque no hay errores ni de fondo ni de forma. Seguimos porque sabemos qué terreno pisamos, como TS lo conocemos bien. Seguimos porque somos unas currantas incansables y porque, hay mucho trabajo y muchas personas que exigen sus derechos, tras este proyecto.
Y lucharemos todas juntas para conseguirlos, porque los derechos son de todas y porque

 

TRABAJO SEXUAL ES TRABAJO

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